Las campanas doblan de placer
y el bullicio de los Ángeles muertos
se confunde con el llanto
de los niños que nunca nacieron.
En una sala las brujas
se divierten a cual más,
te dan las gracias por vender tu alma
a cambio de una bella y delgada mujer.
Los sátiros corren sin dirección
y en el vientre de la madre muerta
que se abre nuevamente
piden libertad los animales sin sentimiento.
Quedas atado a una piedra
y las arpías comen un poco de ti,
cientos de insectos metálicos
carcomen la medula de los huesos
y se regocijan de tu rostro
de tu poca paciencia y te recuerdan
lo inútil y pecador que fui yo en el pasado.
jueves, 13 de noviembre de 2008
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